¿DONDE ESTAS PONIENDO TUS OJOS? EN EL CIELO

La preocupación y ansiedad en que se ven sumergidas personas de cualquier estatus social, económico y espiritual por las actividades diarias, requiere que reinvento individual que conduzca a la calma y confianza plena. Y esa confianza no se puede encontrar en sí mismo; se debe recurrir a Cristo para dar con la única fuente de seguridad. 

Este panorama de vida conlleva que cada día decidas perder los puntos cardinales del tiempo, para centrarte en las cosas del cielo. No sé cuando debes empezar, pero puede ser ahora. Para ello, te convienes dejar de mirar lo material y enfocar tu corazón en las cosas de arriba, sin mirar atrás ni para ver las huellas, porque un tropiezo te podría sorprender y hacer perder el sentido de lo tienes delante de tus ojos.
El gran sabio Salomón reflexionó profundamente este tema hace ya miles de años, cuando cuestionó:

¿Has de poner tus ojos en las riquezas, siendo ningunas? Porque se harán alas como alas de águila, y volarán al cielo (Proverbios 23:5).

Este fragmento bíblico no deja dudas qué sucederá con las cosas de la tierra: se desaparecerán tan rápido como te marches tú. Por tanto, no puedes perder el horizonte por nada ni nadie; tampoco obsesionarte mirando lo que la mayoría observan de las cosas; detente en aquello que solo se puede ver con el ojo de corazón, con la vista que del amor que Dios te concedió. Concéntrate  en calentar lo que en realidad hiela, en ver la luz por encima de la sombra.

En el libro de los Hechos de los Apóstoles, se registra un pasaje que requiere ser meditado una y otra vez, y cada ocasión, encontrarás mayores razones para encumbrar tu vista en los montes:

Y estando ellos con los ojos puestos en el cielo, entre tanto que él se iba, he aquí se pusieron junto a ellos dos varones con vestiduras blancas, los cuales también les dijeron: Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo (Hechos 1:10-11).

Aquí en la tierra, puedes tener documentos, títulos, posesiones de muchas cosas, sin embargo, nada te pertenece. Y si crees que te perteneces, has perdido tu enfoque del lugar adónde iras. Has perdido la vista del cielo. No es que te olvides de la tierra, por estar pensando todo el tiempo en el cielo. No, no me refiero a eso. Es que tengas tu corazón puesto en las cosas de arriba como prioridad: en la perfecta voluntad de Dios.


GENNYS AZAEL LORENZO
@GennysLorenzo

REPUBLICA DOMINICANA